La eterna mujer poeta

Supo de la canción y la piel el mar y el silencio. Supo de la sal, la amenaza del fuego y la serpiente. Aún así incursionó en la palabra revolviéndose en sus rincones. -“Soberbia: sed de saber” -condenaron los dioses. Y la dejaron sola desnuda y muda frente al inevitable oráculo del reloj. Stella Lamela